Luchando por el Alma de América

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Luchando por el Alma de América

Luchando por el Alma de América Luchando por el Alma de América

 

Luchando por el Alma de América

El “matrimonio” homosexual amenaza a nuestra nación y nuestra Fe—TFP impulsa resistencia legal y de conciencia

 

Dentro de la perspectiva de la Guerra Cultural de la nación, los Americanos sentimos toda la fuerza de dos acciones que favorecen el movimiento homosexual durante el mes de mayo del año 2008. El “matrimonio” de personas del mismo sexo está siendo impuesto sobre la nación por decreto del gobierno.

El 15 de mayo de 2008, la Suprema Corte de California declaró la inconstitucionalidad de la Proposición 22—ignorando las voces del 61% de los votantes de California quienes aprobaron la medida en el año 2000— e ignorando todos los demás estatutos de California que limitan el matrimonio a la unión de un hombre y una mujer, impuso el “matrimonio” homosexual en el Estado Dorado.

Al mismo tiempo, David Paterson, el Gobernador de Nueva York, unilateralmente ordenó que todas las agencias gubernamentales actualizaran sus reglamentos, procedimientos y normas, de manera que mostraran el reconocimiento legal de los “matrimonios” de personas del mismo sexo celebrados fuera del estado.

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A. La Aceptación del “Matrimonio” de Personas del Mismo Sexo es Incompatible con el Cristianismo

1) Perspectivas Divergentes de la Realidad y el Orden Natural…

La profunda divergencia del Secularismo en cuanto a la cosmovisión cristiana anclada en la realidad, yace en la raíz de este conflicto.

Cuando la comprensión de una persona acerca de alguna cosa corresponde a la realidad, esa es la verdad.1 Cuando no corresponde, tenemos el error que puede ser el resultado de una equivocación intelectual, de un capricho, o de un vínculo ideológico que deforma nuestra percepción. En tales casos, nos alejamos de la realidad y nos apegamos a una comprensión ilusoria y utópica de las cosas.

2) …Conducen a Diferentes Conceptos del Matrimonio, la Familia, y la Sociedad

Pocos asuntos ilustran la divergencia entre la cosmovisión secular y la cristiana como lo hace la contienda cultural de hoy sobre el matrimonio. Los seculares aceptan el “matrimonio” de personas del mismo sexo, mientras que niegan la realidad específica del matrimonio arraigado en la naturaleza. Ellos niegan que las diferencias biológicas, fisiológicas y sicológicas evidentes entre los hombres y las mujeres encuentran su complemento en el matrimonio, y de la misma manera, niegan que el propósito específico y primario del matrimonio es la perpetuación de la raza humana y la crianza de los niños.

Este concepto estrictamente natural del matrimonio está sustentado por el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Leemos en el libro de Génesis: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla”. (1:27-28) Nuestro Señor Jesucristo enseñó lo mismo “pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer”. (Marcos 10:6-7)

El rechazo de la cosmovisión cristiana es el aspecto negativo y destructivo del secularismo. Su aspecto “positivo” es la utopia de una sociedad sin restricciones morales en la que el matrimonio y la familia han sido redefinidos.

3) Las Sociedades Utópicas y la Pérdida de la Libertad

La historia es una gran maestra. En el siglo veinte, el Nazismo y el Comunismo le enseñaron al mundo que, cuando una sociedad pierde sus amarras en el orden natural y se entrega a las utopías, los resultados inevitables son las dictaduras. Estas dictaduras pueden tomar muchas formas y pueden ejercitarse desde las salas del gobierno, desde los centros de operaciones de los partidos políticos, desde las cámaras judiciales, o desde las conexiones de los medios de comunicación.2

4) Una Amenaza a la Religión y a la Libertad

No debemos engañarnos a nosotros mismos. Durante las pasadas décadas, América ha sido testigo de una ascendente marea de leyes, decretos, regulaciones y fallos judiciales que favorecen la homosexualidad por un lado, pero por el otro, obstaculizan y castigan a los que se oponen por razones de fe y de conciencia.

Un poco después de que la Suprema Corte de California legalizara el “matrimonio” de personas del mismo sexo, el Profesor David R. Carlin observó:

El sistema moral cristiano no es una parte menor del cristianismo, sería como decir que el corazón o los pulmones son una parte menor del cuerpo humano. Derroca el sistema moral cristiano y habrás derrocado el Cristianismo mismo. Por lo tanto, aquellos que están presionando para que se instituya el matrimonio de personas del mismo sexo, están de ipso facto presionando para que se elimine la religión cristiana.3

Al legalizar el “matrimonio” de personas del mismo sexo, el Estado se convierte en su promotor oficial activo. El Estado requiere que los funcionarios públicos oficien en la nueva ceremonia civil, ordena a las escuelas públicas que enseñen a los niños la aceptación del “matrimonio” homosexual, y castiga a cualquier empleado estatal que exprese su desaprobación.

En la esfera privada, los padres que se oponen pronto verán a sus hijos expuestos más que nunca a esta nueva “moralidad”, los negocios que ofrecen servicios nupciales serán obligados a proveer los mismos servicios a los “matrimonios” de personas del mismo sexo, y los dueños de propiedades de renta tendrán que aceptar parejas de personas del mismo sexo como inquilinos.

En cualquier situación en la que el matrimonio afecta la sociedad, el Estado esperará que los cristianos y todas las personas de buena voluntad traicionen sus conciencias al condonar, por medio del silencio o por medio de la acción, un ataque sobre la ley Divina y el orden natural.

Si se deja sin restricciones, esta tendencia anticristiana se convertirá en un asalto sin precedentes en contra de la Primera Enmienda de nuestro estilo de vida Americano que no titubearemos para llamarlo persecución.

5) La Legalización del “matrimonio” Homosexual Crea un Terrible Problema de Conciencia

Conforme la intolerancia anticristiana de la revolución homosexual se hace sentir a través de medidas persecutorias crecientes, un terrible problema de conciencia surge en cualquiera que resista: ¿Deberíamos obedecer nuestras conciencias? ¿Deberíamos ceder?

Para los católicos como nosotros, el condonar el “matrimonio” de personas del mismo sexo sería equivalente a renunciar a la Fe.

6) La Aceptación Moral del “matrimonio” de Personas del Mismo Sexo Es Equivalente a la Negación de la Revelación Divina

Como el Profesor Carlin lo indicó, el sistema moral Cristiano es una parte esencial del Cristianismo. El dogma católico y la moralidad están fundados en la Revelación Divina y por lo tanto deben ser aceptados por virtud de la suprema autoridad de Dios, quien garantiza su veracidad y bondad.4 El mismo Dios que reveló verdades en las que debemos creer, también reveló verdades acerca de como debemos vivir.5

Por lo tanto, cuando un católico rechaza una verdad en asuntos morales que está claramente contenida en la Revelación, rechaza la autoridad Divina que garantiza esa verdad y la base sobrenatural total de la Fe.6

Ahora bien, la Revelación Divina,7 la “constante enseñanza del Magisterio y el sentido moral del pueblo Cristiano”8 claramente condenan los actos homosexuales. Por tanto, negar la maldad intrínseca del acto homosexual, y, aun más, reconocerlo como digno de practicarlo o de aceptarlo en el orden social, es contradecir abiertamente la Revelación Divina (y los preceptos de la ley natural).

Asumiendo una Posición Basada en Principios y No una Posición Personal

Al redactar esta declaración, no tenemos la intención de difamar ni denigrar a nadie. No somos motivados por el odio contra algún individuo. Al oponernos intelectualmente a individuos u organizaciones que promueven la agenda homosexual, nuestro único objetivo es defender el matrimonio tradicional, la familia, y los remanentes preciados de la civilización Cristiana.

Como Católicos practicantes, estamos llenos de compasión y oramos por aquellas personas que luchan contra la implacable y violenta tentación del pecado homosexual. Oramos por aquellos que, por causa de la debilidad humana, caen en el pecado homosexual, que Dios les ayude con Su gracia.

Estamos conscientes de la enorme diferencia entre los individuos que luchan en contra de su debilidad y se esfuerzan por vencerla, y los individuos que transforman su pecado en una razón para enorgullecerse y tratan de imponer su estilo de vida a la sociedad en pleno, en una flagrante oposición a la moralidad cristiana tradicional y a la ley natural. No obstante, oramos por ellos también.

Oramos también por los jueces, legisladores y funcionarios gubernamentales quienes, de una forma o de otra, realizan gestiones para favorecer la homosexualidad y el “matrimonio” de personas del mismo sexo. No juzgamos sus intenciones, ni sus disposiciones interiores, ni sus motivaciones personales.

Rechazamos y condenamos cualquier forma de violencia. Sencillamente ejercitamos nuestra libertad como hijos de Dios (Rom. 8:21) y nuestros derechos constitucionales a la libre expresión y al despliegue público con franqueza, sin apologías ni vergüenza de nuestra fe católica. Nos oponemos a los argumentos con argumentos. A los argumentos en favor de la homosexualidad y el “matrimonio” de personas del mismo sexo les respondemos con argumentos basados en la razón recta, la ley natural y la Revelación Divina.

En una declaración polémica como esta, es posible que una u otra formulación pueda percibirse como excesiva e irónica. Esa no es nuestra intención.

B. La Perenne e Inmutable Doctrina Moral de la Iglesia Católica Condena la Práctica Homosexual

Para un católico, lo que está en juego no puede ser mayor, dado que nada es más preciado que la Fe. Así que, es útil revisar las enseñanzas perennes de la Iglesia Católica de tal manera que no haya duda acerca de la inmoralidad intrínseca de los actos homosexuales. Esta enseñanza de la Iglesia es incambiable dado que está basada en la inmutable Revelación Divina y en la inalterable naturaleza humana.

En vista de la propaganda implacable del movimiento homosexual y de los fallos judiciales y de las medidas legislativas que favorecen la práctica de la homosexualidad, el Magisterio de la Iglesia repetidamente ha sido obligado a recordarles a los fieles la perenne doctrina moral de que los actos homosexuales son “intrínsicamente malos”.

Los más importantes de estos recordatorios se encuentran en:

1) Persona Humana – Declaración “Persona Humana” Acerca de Ciertas Cuestiones de Ética Sexual

El 29 de diciembre de 1975, en medio del extenso abandono de la moralidad Cristiana creado por la revolución sexual, la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Santa, Sede publicó la Declaración Persona Humana Acerca de Ciertas Cuestiones de Ética Sexual.

En cuanto a la homosexualidad, el documento rechaza la conclusión a la que llegan algunos que una relación homosexual parecida al matrimonio puede ser justificada:

Pero no se puede emplear ningún método pastoral que reconozca una justificación moral a estos actos por considerarlos conformes a la condición de esas personas. Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. (Sec. 8)

2) Carta a los Obispos de la Iglesia Católica acerca del Cuidado Pastoral de las Personas Homosexuales

El 1 de octubre de 1986, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Carta a los Obispos de la Iglesia Católica acerca del Cuidado Pastoral de las Personas Homosexuales.9 Dirigida a todos los obispos católicos del mundo, la carta declara que “una persona que se entrega a la conducta homosexual, por consiguiente actúa inmoralmente”. (No. 7)

La Carta también declara que aquellos que están aquejados con la atracción a las personas de su mismo sexo “son llamados a realizar la voluntad de Dios en su vida al incorporar cualquier sufrimiento y dificultad que experimenten en virtud de su condición al sacrificio de la Cruz del Señor”. (No. 12)

3) La Encíclica del Juan Pablo II Veritatis Splendor

En 1993, el Papa Juan Pablo II publicó su encíclica Veritatis Splendor la cual afirma:

La Iglesia, al enseñar la existencia de actos intrínsecamente malos, acoge la doctrina de la sagrada Escritura. El apóstol Pablo afirma de modo categórico: “¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el reino de Dios” (1 Co 6, 9-10). (No. 81)

4) El Catecismo de la Iglesia Católica

En 1994, la Santa Sede publicó el Catecismo de la Iglesia Católica,10 el cual replantea la doctrina expresada en documentos previos. El Catecismo claramente enseña que los actos homosexuales son antinaturales y se encuentran entre “los pecados gravemente contrarios a la castidad”. (No. 2396)

5) Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales

En el año 2003, la Santa Sede introdujo un documento más recordando la doctrina católica acerca de los principios de la sexualidad y condenó la propuesta legalizacion de los “matrimonios” de personas del mismo sexo y las “uniones civiles”.

Publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 31 de julio del 2003, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, fue firmadao por el Prefecto de la Congregación, Joseph Cardinal Ratzinger, ahora el Papa Benedicto XVI.11

Basado en el principio de que el matrimonio supone “la complementariedad de los sexos”, Consideraciones explica que “el matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades”.

Por lo tanto, Consideraciones concluye:

No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, “cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso (CCC, no. 2357).

En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales están condenadas como “graves depravaciones…” (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10)…. El mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos, y ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica. (No. 4)

Llamamos la atención particular del lector a esta cita. La Santa Sede enseña que no existe ninguna analogía entre las uniones homosexuales y el plan de Dios para el matrimonio. Nuestros tribunales legalizan el “matrimonio” de personas homosexuales basándose en esta analogía inexistente.

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C. El “Matrimonio” de Homosexuales Daña el Bien Común

Los activistas homosexuales y sus aliados secularistas con frecuencia repiten el falso razonamiento que no hay daño alguno en la legalización del “matrimonio” de personas del mismo sexo ya que no implica ningún cambio al matrimonio tradicional, ni tampoco implica el abandono del mismo. Supuestamente, ambos matrimonios pueden coexistir pacíficamente lado a lado.

Alertando a los fieles acerca de este falso razonamiento, Consideraciones señala varias de las nefastas consecuencias sociales que surgen de la legalización del matrimonio de personas homosexuales.

1) La Legalización de las Uniones de Homosexuales Debilita la Moralidad Privada y Pública

La ley civil actúa como maestro de lo que es moralmente aceptable. Así, Consideraciones declara:

En este sentido es necesario reflexionar ante todo sobre la diferencia entre comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo como comportamiento público, legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico. El segundo fenómeno no sólo es más grave sino también de alcance más vasto y profundo, pues podría comportar modificaciones contrarias al bien común de toda la organización social. Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en sociedad, para bien o para mal. Ellas “desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres”. Las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos. La legalización de las uniones homosexuales estaría destinada por lo tanto a causar el obscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales y la desvalorización de la institución matrimonial. (No. 6)

2) La Legalización de las Uniones de Homosexuales Debilita el Matrimonio y la Familia

De acuerdo a Consideraciones, “Las legislaciones favorables a las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón”, y “el Estado no puede legalizar estas uniones sin faltar al deber de promover y tutelar una institución esencial para el bien común como es el matrimonio”. (No. 6)

Consideraciones dice además:

La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio, que se convierte en una institución que, en su esencia legalmente reconocida, pierde la referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad, tales como la tarea procreativa y educativa. Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes. (No. 8)

3) La Razón No Apoya la Legalización de las Uniones de Homosexuales

Debido a que las uniones de homosexuales no pueden cumplir con los propósitos primarios del matrimonio, no tienen justificación racional.

En las uniones homosexuales están completamente ausentes los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia que podrían fundar razonablemente el reconocimiento legal de tales uniones. Éstas no están en condiciones de asegurar adecuadamente la procreación y la supervivencia de la especie humana. (No. 7)

Recurrir a medios artificiales para la concepción no cura estas fallas fundamentales de las uniones de personas del mismo sexo. Más bien, las hace aún más antinaturales, dado que, Consideraciones nos recuerda, tales medios implican “graves faltas de respeto a la dignidad humana”. (No. 7)

4) La Legalización de las Uniones de Homosexual Denigra el Amor Conyugal

Finalmente, Consideraciones declara que las uniones homosexuales son completamente carentes de la “dimensión conyugal, que representa la forma humana y ordenada de las relaciones sexuales”. (No. 7)

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D. La TFP llama a una Resistencia Legal y Conforme a Nuestras Conciencias al “matrimonio” de Personas del Mismo Sexo y al Movimiento Homosexual

1) Los Católicos Tienen la Obligación de Oponerse al “Matrimonio” de Personas del Mismo Sexo

Consideraciones declara que los católicos deben hacer lo máximo que puedan para oponerse a la legalización de las uniones homosexuales. Estamos obligados a fortiori a resistir el “matrimonio” de personas del mismo sexo tomando en cuenta los siguientes puntos encontrados en Consideraciones:

    • “La tolerancia del mal es muy diferente a su aprobación o legalización”.

 

    • “Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas”.

 

    • “[Evitar] asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo.

 

    • “En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia”.

 

  • Donde las uniones homosexuales hayan sido legalizadas, “es necesario oponerse en forma clara e incisiva”. (No. 5)

2) Las Leyes que Contradicen la Recta Razón No Atan la Conciencia

Consideraciones explica la base moral para esta resistencia, diciendo, la ley civil “no puede entrar en contradicción con la recta razón sin perder la fuerza de obligar en conciencia.” (Evangelium Vitae, no. 72). “Toda ley propuesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto es conforme con la ley moral natural, reconocida por la recta razón, y respeta los derechos inalienables de cada persona”.12

La ley moral natural obliga a todas las personas, en todo tiempo. Ningún Estado está por encima de sus preceptos. Las autoridades del Estado que promulgan y hacen cumplir las leyes del “matrimonio” de personas del mismo sexo fracasan en su deber de sostener el bien común. A ellas se les pueden dirigir las palabras de San Juan Bautista al Rey Herodes: “No te es lícito”. (Mateo 14:4; Marcos 6:18)

3) Los Políticos Católicos Tienen una Obligación Específica

La Sección IV de Consideraciones, titulada “Posiciones de los Políticos Católicos con Respecto a la Legislación en Favor de las Uniones Homosexuales”, enfatiza la obligación de los oficiales católicos electos de oponerse a tal legislación:

Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial, según la responsabilidad que les es propia. … el parlamentario católico tiene el deber moral de expresar clara y públicamente su desacuerdo y votar contra el proyecto de ley. Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral. (No. 10)

Algunos católicos electos o nombrados a puestos públicos han invocado el principio laicista de la separación de la Iglesia y el Estado como una excusa para ignorar la moralidad católica en su vida pública. Lo que en realidad están haciendo es separar, en sus personas, “el católico” del “funcionario público.” Esta separación viola la unidad del ser y las premisas de la moral y la lógica. Cada hombre es juzgado por Dios de acuerdo a sus pensamientos, palabras y obras; y por lo tanto, en la unidad de su personalidad.

4) Siendo Fieles al Voto Bautismal

Un católico que acepta la práctica de la homosexualidad y del “matrimonio” de personas del mismo sexo como algo bueno, renuncia a los principios de la ley moral natural confirmados por la Revelación Divina y así quebranta el voto de fidelidad hecho a nuestro Señor Jesucristo en el bautismo.

5) Únase a la Cruzada Espiritual

Debemos unirnos a la Cruzada como muchos que “nos precedieron con el signo de la fe.” A diferencia de las Cruzadas de antaño, la nuestra no es física, sino espiritual.13 Ser parte de esta cruzada espiritual significa ser un apóstol incansable del matrimonio y la familia; nunca perder una oportunidad de decirle a otros—familiares, amigos, vecinos y compañeros en el trabajo—que los actos homosexuales y que el “matrimonio” de personas del mismo sexo son errados, antinaturales e “intrínsicamente malos”.

6) Únase al Combate Político

Los católicos que no están envueltos en la vida política necesitan envolverse. Cuando las libertades y el Cristianismo están en peligro, el absentismo no es una opción.

Para algunos, este envolvimiento político comienza al registrarse para votar. Sin embargo, hay numerosas iniciativas, no directamente vinculadas al voto, que merecen atención, tiempo y talento.

Estas actividades e iniciativas políticas están constantemente variando. Aquellos que están comprometidos a defender el matrimonio deben mantenerse informados. Este campo de batalla está sujeto a cambios constantes.

7) Opóngase a Todos los Esfuerzos para Legalizar el “Matrimonio” Homosexual

Debemos oponernos a todos los esfuerzos para legalizar el “matrimonio” de personas del mismo sexo, en cada una de las ramas del gobierno: la legislativa, la judicial y la ejecutiva. Debemos promover peticiones, escribir cartas a los periódicos, y contactar a los que han sido electos o nombrados a cargos públicos.

8) Revocar los “matrimonios” de Personas del Mismo Sexo

En aquellas jurisdicciones donde el “matrimonio” de personas del mismo sexo haya sido legalizado por los tribunales o por la legislatura, o donde su reconocimiento haya sido ordenado desde el nivel ejecutivo, uno debe colaborar con todo esfuerzo legal para revocar esa legalización y reconocimiento.

9) Permanezca Firme en la Persecución

Donde quiera que el “matrimonio” de personas del mismo sexo haya sido legalizado, uno debe usar el derecho a objetar por motivos de consciencia y rechazar toda cooperación formal o material en su aplicación.

Si uno sufre persecución como resultado, uno debe ofrecerla a Dios, y contraatacar al traer esa injusticia a la vista pública. Esto se puede hacer al contactar a la gente que trabaja en los medios de comunicación, a los que trabajan en la profesión legal, o en el movimiento a favor de la familia quienes pueden ayudarnos a defender nuestros derechos. Los derechos de la Primera Enmienda pueden estar debilitados en Estados Unidos de Norteamérica, pero no han sido abolidos.

10) ¡Si Luchamos Fielmente Hasta el Fin, Dios nos dará la Victoria!

San Juana de Arco animó a sus tropas a luchar valientemente sin importarse con los obstáculos, diciendo, “¡Si luchamos, Dios nos dará la victoria!”

En esta lucha, también nosotros debemos pelear como si todo dependiera de nosotros, pero debemos confiar completamente en Dios para lograr la victoria. Y Dios lo hará, porque, en las palabras del Profesor Plinio Corrêa de Oliveira: “Cuando los hombres deciden cooperar con la gracia de Dios, se producen las maravillas de la historia.”14

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E. Estamos Oponiéndonos a la “Revolución Moral” de los Homosexuales

En esta Resistencia legal, perseverante y necesaria, debemos mantener en mente las verdaderas metas del secularismo y del movimiento homosexual.

Mientras que la verdad y el bien se hacen más atractivos cuando más completos aparecen en su naturaleza, métodos y fines, el error y el mal, por el contrario, son capaces de seducir solamente hasta el grado en que ocultan su meta final.

Al imponer el “matrimonio” de personas del mismo sexo en la sociedad, el movimiento homosexual y sus aliados secularistas muestran su verdadera cara, y esto disminuirá su capacidad para seducir. Su afán de imponer rápidamente, sin dejar margen para el debate, el “matrimonio” de personas del mismo sexo sobre la gente Americana, deja cada vez más claro lo que el activista homosexual Paul Varnell escribió en el Chicago Free Press:

El movimiento homosexual, sea que lo reconozcamos o no, no es un movimiento de derechos civiles, ni siquiera es un movimiento de liberación sexual, sino una revolución moral con la meta de cambiar el punto de vista de la gente acerca de la homosexualidad.15

La Persecución Religiosa en Formación

A continuación están algunas señales de leyes y otras medidas que tienen por blanco los Americanos que se oponen a los actos homosexuales y al “matrimonio” de personas del mismo sexo.

* En el 2007, el Gov. de California Schwarzenegger firmó una medida de ley que coloca a los maestros de las escuelas públicas ante la alternativa de enseñar la ideología homosexual o sufrir las sanciones.16

* El 8 de mayo del 2008, Crystal Dixon, la ex Vicepresidente Asociada de Recursos Humanos en la Universidad de Toledo, fue despedida después de escribir una carta al editor expresando sus creencias como mujer afroamericana que era equivocado comparar el movimiento homosexual con el movimiento de los derechos humanos.17

* En el 2008, Jon y Elaine Huguenin fueron multados con $6,000 por la Comisión de los Derechos Humanos del estado de Nuevo México por rehusarse a tomar las fotografías de una “ceremonia de compromiso” de homosexuales.”18

* En Massachusetts, los jueces de paz que, basados en problemas de consciencia, se rehusaron a solemnizar “matrimonios” de personas del mismo sexo fueron inmediatamente despedidos.19

* Caridades Católicas de Boston fue obligada a abandonar sus servicios de adopción debido a que no estaba dispuesta a colocar niños con parejas homosexuales.20

Conclusión: Estamos Luchando por el Alma de América

Es claro, por lo tanto, que la lucha por el matrimonio en América es el choque de dos cosmovisiones. Por un lado, están los que todavía defienden una ley moral. En el otro lado, están la revolución homosexual y sus aliados secularistas.

Lo que está en juego también es claro. Esta es una lucha por el alma de América. La supuesta Guerra Cultural gradualmente se está convirtiendo en una Guerra Religiosa. Uno no puede modificar la lex agendi (reglas de la moral) sin modificar por consiguiente la lex credendi (reglas de la creencia) dada la profunda relación entre ambas. El que acepta la práctica homosexual como buena y aun la exalta, no puede adorar al Dios vivo y verdadero que destruyó Sodoma y Gomorra por causa de ese pecado. (Gen. 18-19)

En vista de lo expresado arriba, es urgente resistir la imposición sobre nuestro país de una “moralidad” contraria a la de Cristo.

Nuestra Resistencia deber ir acompañada de una oración sincera, ferviente y perseverante, dado que el Salvador nos amonesta, “Sin mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5)

Finalmente, dado que la legalización del “matrimonio” homosexual es un pecado público que puede traer el castigo de Dios sobre nuestro país, debemos hacer sacrificio y penitencia, porque Dios no despreciará “al corazón contrito y humillado”. (Sal. 50:19)

La hora es avanzada. Nuestra Señora advirtió en Fátima que el pecado pone mucho peso en la balanza de la justicia de Dios. Dios no puede ser burlado. (Gal. 6:7) Al tomar una acción enérgica y fiel en esta lucha, podemos acatar las advertencias maternales de la bienaventurada Madre, podemos reconocer y corregir nuestras fallas y ser rectamente una nación bajo Dios. La decisión es nuestra.

Que ella nos ayude a hacer nuestro deber, en completa y fiel conformidad con las perennes e inmutables enseñanzas de la Santa Madre Iglesia acerca de la malignidad intrínseca de los actos homosexuales.

A 3 de junio del 2008
The American TFP

 

Footnotes

  1. Aristóteles definió la verdad como “la adecuación de las cosas y el intelecto.” Sto. Tomás de Aquino dió continuidad a este entendimiento Aristoteliano de la verdad. Ver De Veritate, q.1; Summa Theologica, I, q. 16.
  2. Ver Plinio Corrêa de Oliveira, Revolution and Counter-Revolution (York, Penn.: The American TFP, 2003), Part I, Chap. 3. Texto inglés disponible online en www.tfp.org.
  3. www.insidecatholic.com
  4. “El fin primario de la Revelación es que el hombre crea las verdades reveladas por razón de la autoridad de Dios” (P. Michaele Nicolau, S.J. y P. Joachim Salaverri, S.J., Sacra Theologia Summa, Vol. 1, Chap. 2, no. 54). “Dado que el hombre es totalmente dependiente de Dios como su Creador y Señor, y como la razón creada está sujeta, completamente a la verdad no creada, estamos obligados por la fe a dar obediencia total del intelecto y la voluntad a Dios quien revela.” (Primer Concilio Vaticano, Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, Cap. 3, Sobre la Fe. (Denzinger, 1789) Ver Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, I, q. 1, a. 1-10 and II-II, q. 11, a. 1-4.
  5. “Fe significa las doctrinas especulativas de la revelación; moral, las doctrinas prácticas de la revelación…. [H]asta donde la obligación de asentir tiene que ver, no hay diferencia entre ellas.” J. Harty, s.v. “Theological Definition”, in The Catholic Encyclopedia (1908), Vol. 4, p. 676.
  6. “El hombre que voluntariamente niega una verdad de la fe, por consiguiente niega y rechaza la autoridad de Dios, quien es el único motivo de la fe divina. Solo hay una y la misma autoridad para todas las verdades de la fe, y esa autoridad una vez cuestionada o negada, el fundamento de la fe es destruido. Debe ser todo o nada, en cuanto a recibir las verdades de la fe por la autoridad de Dios. Yo no digo que un hombre no pueda tener fe natural y fe humana e imperfecta en algunas otras verdades después que ha rechazado una; pero en tal caso no puede haber fe divina del todo.” Padre. Arthur Devine, C.P., The Creed Explained (New York: Benzinger Bros., 1903), p. 24.
  7. Ver Ex. 20:1-17; Prov. 6:29; Eccl. 23:25-30; Lev. 18:22, 20:13; Deut. 22:22; Gen. 19:1-29, 13-13; 2 Pet. 2:6; Rom. 1:26-28; Eph. 5:5-6; 1 Cor. 6:9-10; Jude 1:7.
  8. Congregación para la Doctrina de la Fe, Persona Humana, no. 8, www.academiavita.org Ver Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2357.
  9. www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents
    /rc_con_cfaith_doc_19861001_homosexual-persons_en.html
    .
  10. http://w2.vatican.va/content/vatican/it.html.
  11. www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents
    /rc_con_cfaith_doc_20030731_homosexual-unions_sp.html
    .
  12. Vea Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, I-II, q. 95, a. 2.
  13. Cf. Efe. 6:14-17.
  14. Corrêa de Oliveira, parte II, cap. IX, 3, p.104.
  15. Paul Varnell, “Defending Our Morality,” Chicago Free Press, Aug. 16, 2000. www.indegayforum.org.
  16. Proyecto de Ley Nº 777 del Senado.
  17. Ver Gary L. Bauer, “The Aftershocks of Gay Marriage,” www.humanevents.com/article.php?print=yes&id=26745.
  18. Ibid.
  19. Roger Severino, “Legalizing gay marriage will spark lawsuits against churches,” The Examiner,www.becketfund.org/files/e01a7.pdf.
  20. Ibid.

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